martes, 14 de septiembre de 2010

"Este  es  un producto que  construí para  un curso de escritura creativa, inspirado en la realidad del país, de  eso  ya  casi 4 años, lo encontré entre  mis  archivos  y quise publicarlo  evocando que  esta  situación no  ha  cambiado durante  estos  años  y seguimos  mirando casos de  menores  tanto en la  guerrilla y  grupos  insurgentes"
Los Rayos Que Cortan La Lluvia

Creo que eran las tres de la mañana. Todo en el monte era silencio. Solo podía escuchar en lo que pensaba. Me encontraba rodeado entre tinieblas; me sentía completamente solo. Sin embargo, sabía que me encontraba con muchas personas que, al igual que yo, temían perder sus desvaloradas vidas.

Tengo 16 años, mi situación me lleva a comportarme como un adulto; ya no me acuerdo de los juegos que en mi corta infancia me distraían. Ahora solo me queda distraerme limpiando mi fusil que es mas alto y mas pesado que yo. No soporto mas esta vida.

Se escucha un trueno. Alguien cerca de mi se desploma. Un grito aterrorizado anuncia el ataque, todo el monte se agita. Las luces de los fusiles, los muertos y el estallido de granadas confunden aun mas el lugar. No se hacia donde debo correr. No tengo idea de quien nos ataca.

De un momento a otro todo queda en silencio. Al parecer la calma había vuelto al monte. Sin embargo, se que debo continuar escondido.  En mi mente no cabe otro pensamiento que el de salir de este maldito monte que me convierte el corazón en piedra.

Me lleno de valor y decido correr. No me detendré aunque las piernas no me den mas. Quiero mirar otra vez el amanecer; quiero vivir mas días, quiero morir muy viejo.

De un momento a otro me desplomo. No entiendo la razón, me quiero levantar pero todo esfuerzo es en vano. Siento solo la maleza que me rodea, cierro mis ojos.

La luz del día me despierta, las fuerzas solo me alcanzan para levantar levemente la cabeza. Inmóvil sin saber que me pasa observo los rayos del sol que cortan la lluvia.

En mi mente comienzan a surgir recuerdos olvidados. Miro a mi madre y a mis hermanos, la chocita en la que vivía, los perros que me saludan con alegría.
No se porque tengo que morir aquí, no se porque siento que mi vida no vale nada, la lluvia se confunde con mis lagrimas. Solo quiero cerrar mis ojos y no volverlos a abrir nunca.



“EN MEMORIA DE LOS NIÑOS QUE PELEAN UNA GUERRA QUE NO ENTIENDEN, EN MEMORIA DE AQUELLOS  QUE DIA A DIA MUEREN, SIN HABER TENIDO LA OPORTUNIDAD DE MIRAR  MAS HALLA, EN MEMORIA DE LOS NIÑOS GUERRILLEROS DE COLOMBIA”




Luis Andrés Mejía Villota



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